domingo, 3 de octubre de 2010

Eloísa Díaz Insunza.


Biografía.
     
     Esta importante mujer para la historia de chile nació el  25 de junio de 1866 en Santiago de Chile, hija de Eulogio Díaz Varas y Carmela Insunza. Inició sus estudios en el colegio dirigido por Dolores Cabrera Martínez, cursando las humanidades en el colegio fundado y dirigido por Isabel Le Brun de Pinochet y en el Instituto Nacional José Miguel Carrera.

     Fue en 1880 que postuló a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, luego de ser promulgada una ley que permitía el ingreso de mujeres a dicho centro de estudios, de esta manera comenzó un esforzado camino para llegar a convertirse en profesional.

     Se graduó en Medicina el día 27 de diciembre de 1886, presentando como tesis un manuscrito titulado: "Breves observaciones sobre la aparición de la pubertad en la mujer chilena y las predisposiciones patológicas del sexo".

     Recibió su título profesional el 3 de enero de 1887, fue de esta forma en que se convirtió en la primera mujer de Chile y Sudamérica en graduarse y obtener un grado en Medicina.

     Eloísa comenzó a ejercer como profesional en el Hospital San Borja en enero de 1891, trabajando además como profesora y médica en la Escuela Normal de Preceptores del sur, de 1889 a 1897. En 1898 se convirtió en inspectora médica escolar de Santiago, asumiendo más tarde, durante treinta años, el mismo cargo a nivel nacional. Como filántropa (persona que ama a los demás y los ayuda de forma desinteresada), fundó varios jardines de infancia, policlínicas y campamentos escolares.

     En 1910 participó en el Congreso Científico Internacional de Medicina e Higiene de Buenos Aires, donde tuvo el honor de ser nombrada "Mujer Ilustre de América". Fue designada primera directora del Servicio Médico Escolar de Chile en 1911.
     Eloísa se retiró de la actividad profesional en 1922. Falleció en el Hospital de San Vicente de Paúl en 1950 en su ciudad natal, Santiago de Chile, a la edad de 84 años.

     Era necesario contar con con gran valor para dar el Bachillerato a los 15 años de edad, frente a un numeroso público y ante una mesa de importantes examinadores que incluía a Diego Barros Arana.
     Nerviosos e impacientes, esperaban los resultados Miguel Luis Amunátegui, impulsor de la ley que abrió en 1877 las puertas de la universidad a las mujeres e Ignacio Domeyko, el rector de la Universidad de Chile. El ambiente nacional en ese momento se encontraba revuelto porque poco antes se había inscrito una mujer, Domitila Silva, en el Servicio Electoral, aludiendo a que cumplía con tener nacionalidad chilena y saber leer y escribir; tuvieron que aceptarla pero después se prohibiría expresamente el voto femenino. Pero la alumna del colegio de Isabel Le Brun de Pinochet, que tanto insistiese para que ello fuera posible, estaba bien preparada. Aunque el examen fue particularmente exigente, salió aprobada y con aplausos. Luego de mucho esfuerzo y perseverancia fue que el año 1881 se vuelve histórico, puesto que ingresó como alumna de la Escuela de Medicina, la primera mujer en ingresar a la universidad.

     Consciente de su responsabilidad "de género", fue una alumna excepcional, la mejor en dos asignaturas. Su tesis, "Breves observaciones sobre la aparición de la pubertad y las predisposiciones patológicas propias del sexo", fue publicada dentro de la historia de logros de la Universidad de Chile y el propio Presidente Balmaceda le hizo entrega de su título por ser el primero de Sudamérica.

     Una mujer que participa activamente a medida que transcurre su labor como profesional ya que forma parte, como directora, de la Asociación de señoras contra la tuberculosis, en la Liga Chilena de Higiene Social y en la Liga contra el Alcoholismo. Además, integra el Consejo de Instrucción Primaria y la Sociedad Científica de Chile, como así mismo el Consejo Nacional de Mujeres, inaugurado el 12 de octubre de 1918.

     Durante su ejercicio como doctora, sobresale por su inquietud, propuestas y realizaciones en lo referente a la salud de alumnos y maestros y las condiciones higiénicas de los equipos materiales y la infraestructura donde se imparte la enseñanza.


Impulsora de la salud integral de los estudiantes.

     En medio de la llamada cuestión social, en 1911 se creó el Servicio Médico Escolar de Chile, del cual Eloísa fue su primera directora. Intentó establecer como obligatorio el desayuno escolar  con sus propios recursos económicos, propició la vacunación masiva de escolares y luchó encarecidamente contra el raquitismo (enfermedad producida por un defecto nutricional, caracterizada por deformidades esqueléticas) y la tuberculosis. Es así como esta amplia labor le valió el reconocimiento en Chile y en toda Latinoamérica.



Su lucha contra los prejuicios.

     Debido a los grandes prejuicios sociales en su época, Eloísa debió asistir a clases acompañada de su madre; tuvo que vencer muchas resistencias hasta conseguir el cariño de los demás alumnos y profesores. 
     Se incorporó a la clínica ginecología del doctor Moericke en el Hospital San Borja-Arriarán y después se dedicó a la educación. 

     En 1888 se realizó el Primer Congreso Médico Chileno, y en él se inscribieron 128 profesionales de Santiago y 118 de provincia. En la lista de los asistentes, se aprecia la participación de todas las grandes figuras chilenas de la medicina y la biología de la época. En este encuentro la única mujer fue la doctora Díaz Insunza.

     Por ende se puede dilucidar que su ingreso a la Universidad fue una tarea difícil principalmente en sus inicios, ya que la mentalidad imperante en esa fecha no contemplaba la inserción de mujeres en ámbitos que desde antaño eran ligados exclusivamente con la labor masculina.


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